CAPÍTULO 12:
Día dieciséis y diecisiete:
Dos días con interrogatorios.
La
noticia de las dos muertes viajo rápido por los medios. Alejandro se encontraba
tranquilo al igual que Florencia. Ambos estaban juntos. Sus amigos y compañeros
los miraban fijos. Al parecer todos empezaron a sospechar.
La mama de Alejandro llegó impasible,
amargada, con los ojos sollozos. Algo sabia, de alguien tenía sus sospechas.
Pero al preguntar sobre los hechos a todos los alumnos, se dio cuenta que su
hijo y Florencia eran al perecer los culpables.
Adriana: Bien – dijo y se secó las lágrimas – voy a hablar con dos chicos a la vez – suspiró
– que venga Luna y Tadeo – llamo a los chicos q estaban todos
afuera del salón. Ellos entraron si basilar.
Tadeo: Profesora no
tenemos la culpa de nada –
aulló Tadeo.
Luna: Es verdad – dijo Luna – somos inocentes.
Adriana: Chicos, no
estoy culpando a nadie – aclaró la profe – la policía decidió que le mejor
medio para hacerles algunas preguntas era a través de mí.
Tadeo: Está bien – musito Tadeo.
Adriana: ¿Dónde estaban
ayer a horas de la tarde, en el momento del hecho? – empezó sin basilar Adriana.
Luna: En cuál de los dos
– exclamo Luna – porque primero murió Luis y después Julieta.
Adriana: En el orden de
sus muertes – aclaró
al final la profe.
Tadeo: Cuando murió Luis
estábamos en el salón hablando con Julieta– dijo Tadeo.
Luna: Sí, es verdad, después
cuando vimos al profe tirado bajamos a verlo juntos – dijo Luna –
en realidad todo el curso bajo, y cuando subimos estaba muerta Julieta.
Adriana: Bien, pueden
irse chicos. – trago
saliva – no puedo culparlos a ustedes,
ya sé que no lo son, pero gracias igual – se puso unos anteojos y los
chicos se fueron. Se puso de pie y llamó a Gustavo y Ramona.
Adriana: ¿Dónde estaban
ayer a horas de la tarde, en el momento del hecho? – acotó
Gustavo: Primero con lo
que le pasó a Luis juntos en el curso hablando – exclamó Gustavo.
Ramona: Después bajamos
y cuando subimos vimos el cuerpo Julieta -prosiguió Ramona.
Adriana: Bien, gracias – dijo.
Ramona: Profe, en serio,
todos lamentamos lo que pasó –
dijo Ramona.
Gustavo: Si, profe,
fuerzas – terminó
Gustavo. Después se retiraron.
Adriana: Que vengan los
hermanos Cáceres –
dijo la profe en la puerta.
Ignacio: Ninguno vino – dijo Ignacio – su madre se enfermó.
Adriana: Bien, después
yo me encargo de ellos –
aulló – ahora quiero que vengan Ingrid,
Romina, Alberto y Antonio – los nombró con el lente un poco caído dejando
entrever sus ojos.
Adriana: Chicos, como
andan? – dijo la
profe lentamente.
Antonio: Bien, bien – se alteró Antonio.
Alberto: Que sucede, debe decirnos la verdad – exclamó Alberto.
Adriana: No sucede nada,
yo solo hago caso a la justicia –
aclaro Adriana.
Ingrid: Usted no
pertenece a la justicia –
le escupió Ingrid.
Romina: Por favor
cálmate sí – le
susurro Romina.
Adriana: ¿Dónde estaban en el momento de los hechos?
Ingrid: Seguro todos
dijeron que en un lado y después en otro – empezó Ingrid.
Adriana: Sí, es así – respondió la profe - Pero…
Romina: Eso es verdad – interrumpió Romina – así fue, nosotros estábamos con ellos.
Antonio: Nadie hizo
nada, entiéndalo –
acotó Antonio – no puede creer que unos
chicos de 13 años maten, o sí.
Adriana: No voy a
contestar nada – dijo
ella – pero es verdad, mucha gente de
afuera vio que todos estaban, todos menos Florencia y mi hijo – apoyó sus
manos en los escritorio, se sacó los lentes y miró fijo a cada uno – ustedes saben algo de eso?.
Ingrid: Insinúa que su
propio hijo es el asesino
– indaga Ingrid alterada – no puede ser –
da un golpe a la mesa – todos estábamos
juntos, entiéndalo – grita.
Antonio: Cálmate si – dice Antonio.
Ingrid: No puedo, okey – se levantó.
Romina: Esto no nos
lleva a ningún lado –
escupe Romina - de nada sirve si todos desconfían de todo – se para junto con
Ingrid.
Adriana: Chicos por
favor, no se alteren –
dice Adriana – es que…
Alberto: Que sucede – interrumpe Alberto.
Adriana: Nada, pueden irse.
Antonio: Todo se va a
arreglar okey –
termina Antonio y se van del salón.
Ella
queda sentada en el escritorio, el día termina o mejor dicho el tiempo que le
da la policía para hacer todo. Llama a Ignacio por último.
Ignacio: Bien – dice Ignacio.
Adriana: Nada – ella lo mira fijamente.
Ignacio: Quiere
preguntar algo? –
indaga él.
Adriana: No – dice – gracias por tu tiempo.
Ignacio: De nada- se levanta y se va.
Adriana: Dios – se tira al respaldo de la silla – no puede ser él no puede – dice – esto me tiene loca, mejor dejo a mi hijo y
a esa chica para mañana, ahora no estoy de ánimos – su monólogo termino, se
levanta y se va dejando al salón en su soledad.
*********************
El
día empezó claro, como siempre. Adriana se sube al auto y se dirige a la
escuela. Fuera de ella, observa a Flor y su hijo juntos, sentados en las
escaleras principales. Se baja del auto, llega junto a ellos y empiezan a charlar.
Adriana:¿Cómo están? –
dice.
Florencia: Bien – responde seca Flor.
Alejandro: Igual que vos
mamá.
Adriana: Subamos, tengo
que…
Florencia: Las preguntas
sí – interrumpe Flor
– vamos a terminar con esta estupidez
ahora, okey.
Adriana: Bueno – dijo Adriana colocándose los lentes.
Subieron
las escaleras. Llegaron al salón de los hechos. El día anterior usaron otro
salón de abajo ya que no se podía subir.
Florencia: Se supone que
nadie entra acá –
dice Flor.
Alejandro: Es verdad – dice Alejandro.
Adriana: Hoy, estaremos
acá, okey.
Se
sentaron en unas sillas cerca de la profe. Observaron y no vieron ninguna mancha,
la policía seguramente limpió todo, lo único que había era la sombra de los
hechos.
Adriana: ¿Qué sucedió? – empieza Adriana.
Florencia; Nada – dice seca Flor.
Adriana: Nada, de nada? – repite Adriana y mira a su hijo – seguros?
Alejandro: Si, seguros – se alarma Alejandro.
Florencia: Ustedes y
principalmente tu Florencia –
la apunta – no tienen nada que ver o que
decir sobre los asesinatos.
Florencia: A dónde
quiere llegar? –
aúlla Flor.
Adriana: Tu sabes dónde
quiero llegar – se
precipita.
Alejandro: Cálmense si – ordena Alejandro.
Adriana: No me mandes
jovencito, okey.
Florencia: Señora
cálmese – dice Flor – que quiere saber he…? - la reta
Florencia: No me das
miedo malcriada y maleducada niña –
dice Adriana – se perfectamente que vos
le mandaste a mi hijo…
Florencia: Y si así
fuera, fue el quien mató, no yo
- interrumpe Flor – en verdad – se calma y se sienta – yo le mande a que él haga eso. Okey – se cruza de piernas – así fue todo.
Alejandro: Verdad – susurra Alejandro.
Adriana: Que? – Adriana esta anonadada.
Alejandro: Lo que dice
es verdad – grita
Alejandro.
Florencia: Saben que,
esto da asco – Flor
se levanta y de un portazo se va.
Alejandro: Perdón, mamá,
perdón, pero ella me hechizo
– se arrepiente Alejandro – adiós –
se va y su madre queda boca abierta, sola en el salón.
********
El día que
siguió nadie fue a la escuela. Y Alejandro no fue a su casa.
Autor: Anibal R. Núñez. Todos los derechos reservados © 2013-2014
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