CAPÍTULO 2:
Día dos: Conociendo el
futuro.
En
toda la noche, Alejandro no pudo despegar de la mente el recuerdo de Florencia,
desde su llegada al curso con toda la despreocupación, hasta el momento en que
desaparecía en aquel auto misterioso. Fue hasta el living de la casa, vio que
su madre estaba allí. No divisó a su padre. Al parecer salió temprano.
Alejandro: Má – dijo – y papá.
Adriana: Salió temprano,
hijo – respondió – hoy vamos los dos a la escuela.
Alejandro: En que salió,
el auto está.
Adriana: En la moto.
Alejandro: Y vos, hasta
cuando vas a ser suplente – masculló.
Adriana: Hasta que me
digan que ya no soy más
– respondió irónica.
Alejandro
se puso la mochila y la madre recogió su bolsa y sus elementos escolares. Ambos
subieron al auto y se marcharon al colegio. Llegaron y no encontraron a nadie
afuera, la parecer todos estaban dentro. Y no se los culpa por el frio, aunque
sea de tarde en la sombra hace mucho frio y el sol apenas calma.
Subieron
las escaleras. Llegaron al salón de clases, todos estaban allí. Sentados, algo
andaba mal porque todos entraron temprano a curso. El único lugar faltante era
el de él. Su madre empezó a borrar el contenido de pizarrón. Alejandro se sentó
y trato de ver a Florencia. No la encontró. Sus amigos estaban por hablar
cuando su madre o más bien la profesora empezó a llamar a los alumnos de la
lista.
Aguirre
Antonio, Arce Ignacio, Acosta Alberto José, Cáceres Ismael, Cáceres Leonela,
Castillo Tadeo, Cardozo Gustavo, Godoy Raquel, Gonzáles Alejandro, Martínez
Ingrid, Medina Romina, Ojeda Ramona, Vega Luna y Vega Juana.
Todos
presentes, pero faltaba una persona. La profesora leyó el último nombre de la
lista. Días Florencia. Nadie contesto, pero a los pocos segundos ella entró. Con
todo su esplendor, y el cabello suelto se ubicó en su lugar. Tomo sus cosas y
empezó a escribir. Antes de finalizar la hora, la profesora dio un trabajo
grupal. Alejandro ya tenía en mente su compañera.
Romina: Hay, Ale – dijo Romina – hacemos juntos el proyecto.
Alejandro: No sé, no
quiero dejar excluida a Florencia.
Antonio: Ha – soltó Antonio – ya salió el peine.
Alejandro: Porque lo
dices?
Alberto:No la quieres
dejar sola – dijo
Alberto – te enamoraste de la zorra
mayor.
Ingrid: Buena esa – exclamo Ingrid y le dio los cinco.
Alejandro:No sean
boludos – se enojó
Ale – solo…solo es por amor al arte.
Romina: Más que al arte,
es a ella – dijo
entre dientes Romina.
Alejandro: Saben que,
váyanse a donde ya saben, a mí no me jodan – Alejandro se enojó.
Antonio: Está bien,
vamos chicos, dejémosles solos –
musitó Antonio.
Todos
salieron al recreo. Alejandro se acercó al banco de Florencia. Ella lo miró de
pies a cabeza con una expresión de asco y desconsideración.
Florencia: Que quieres? – aulló.
Alejandro: Hola – dijo temblando – quería saber si quieres hacer grupo conmigo.
Florencia:Y tus amigos
que?
Alejandro: Nada, solo
quiero cambiar los aires y ver el potencial de otras personas.
Florencia: Potencial, he
– dijo irónica – tú crees que no sé qué tramas nene.
Alejandro: No tramo nada
– respondió él.
Florencia: Sí, eso dicen
todos, primero un hola y después una cortada.
Alejandro: No sé de qué
hablas – respondió.
Florencia: A claro – dijo ella – me olvide que eras un boludito todavía.
Alejandro: Porque eres
tan frívola con todos?
Florencia: Tengo mis
motivos – exclamo
mientras se ponía de pie y lo miraba fijamente – muy bien, te voy a ayudar.
Alejandro: Que bien? – susurró.
Florencia: Que dijiste?
Alejandro: Nada, nada – respondió – mira, estaba pensando en algo como la erosión y esas cosas…
Florencia: Shh – dijo ella cerrando su boca con su dedo – no me atormentes con esas cosas, me
estresan – dio una pausa – mira,
mejor arma todo tú y después me pasas lo que tengo que decir, así me manejo
mejor – tomo su mochila y antes de salir a la puerta dijo – si quieres disimular que ambos
trabajamos, no tengo problema en ir a tu casa a veces, pero no siempre,
entiendes?
Alejandro: Si, entiendo – musito Alejandro casi
hipnotizado.
Florencia: Bien, chau – dijo y se fue.
Alejandro
la siguió. Otro día, ella desaparece en ese auto. Sus amigos lo llegaron por
detrás. Él se asustó.
Ingrid: Amigo!! – pronunció Ingrid.
Alejandro: Que pasa? – dijo.
Romina: Vamos a tu casa
ahora de noche –
exclamo Romina.
Alejandro: No sé si me
van a dejar.
Alberto: Ya está
resuelto – soltó
Alberto.
Alejandro: ¿Cómo? – pregunto Ale.
Antonio: Ya le pedimos
permiso – concluyó
Antonio.
Alejandro
salió del colegio caminando solo. El mismo en vos alta se decía porque fue tan
estúpido de decirle a la chica la palabra Erosión. Fue algo que no le haría
ganar el amor o el corazón duro que tenía la mina. Al llegar a la esquina se
detuvo a pensar en que si su plan de conquistarla funciona sabría que su futuro
con ella sería así, con pocas palabras de amor y más demostraciones de
cansancio. En verdad el con esa corta charla, ya conoció su futuro con ella.
Autor: Anibal R. Núñez. Todos los derechos reservados © 2013-2014
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